UN GESTO PARA CONCLUIR EL CURSO EN LA PALMA


Un gesto para recordar el comienzo de este curso, que hoy estamos celebrando para finalizar este curso 2013-2014.

Para refrescar la memoria empezamos con el gesto de La Mochila. Donde les invitaba a pensar un poquito, los miembros de V.A., nos damos cuenta de todas las cosas que hemos guardado en la mochila, como este movimiento nos ha ayudado con los tres pilares de amistad, espiritualidad y apostolado. Las tres nos han ido amoldando y nuestra fe se ha ido fortaleciendo y viendo la vida de cristiano más ganas de seguir con lo que llevamos en la mochila, teníamos unos compromisos que era intentarlo de seguir siendo buenos alumnos y haciéndolo cada vez mejor, para que el Seños al final del curso, nos ponga la nota más alta posible.

Y ahora al final del curso seguimos con los gestos. Este va hacer unos tenis que todos sabemos para lo que sirven.

Caminar, Construir, Contemplar: siguiendo el diccionario Caminar es dirigirse a un lugar.

Construir es hacer camino para llegar a la meta y poder Contemplar al Señor que nos espera. Me gustaría que este gesto nos ayudara a caminar teniendo en cuenta que el Señor va a nuestro lado, con nuestras limitaciones o achaques él es nuestra fuerza y es camino, verdad y vida.

CELEBRACIÓN DE FIN DE CURSO EN LA PALMA

Nos comunican esta noticia desde la Isla de La Palma, y lo compartimos con mucha alegría:

"Hemos hecho la celebración de final de curso. Empezamos con la programación del día, la oración de vida ascendente seguido un gesto de principio y final de curso (es el documento que va adjunto), seguido fue la Eucaristía en donde renové 4 años de cargo de Delegada en La Palma. Luego almorzamos, con sus rifas correspondientes, y un rato de distracción.

un saludo.

Maruca"





ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR: Domingo 16º del T. Ordinario A


A todos nos hace sufrir la existencia del mal. Hay, incluso, hombres y mujeres que no aciertan a conciliar la existencia de un Dios bueno y justo, con tanto mal. Hay muchas clases de males. La Parábola de la Cizaña nos sitúa este domingo, ante la existencia del mal moral; tanta gente que se dedica a hacer el mal: Desde los grandes criminales, desde las injusticias más graves, hasta las pequeñas faltas de un niño que hace sufrir a otro. Desde los grandes pecados de omisión que dividen el mundo en dos partes, el de los países ricos y el de los países pobres, hasta las pequeñas faltas de omisión de cada día. Incluso, dentro de nosotros mismos, constatamos la existencia del bien junto con el mal. Y, como los criados de la parábola, le preguntamos al Dueño del campo: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?” Él les dijo: “Un enemigo lo ha hecho”. Y era verdad: “Mientras la gente dormía, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó”. Parece que era frecuente en el país de Jesús este tipo de maldades y venganzas entre los agricultores. La respuesta, por tanto, es clave: “¡Un enemigo lo ha hecho!” Dios o un dios malo, como dicen los dualistas, no es ni puede ser el origen del mal. De este modo, Jesús hace referencia al principio, a la Creación, a lo que conocemos con el nombre de “pecado original”, que en nuestra época, muchos no creen, otros lo recuerdan vagamente como cosa de niños, y otros, lo tenemos un poco olvidado. Pero ahí está la fuente de todos los males. En efecto, ¡de ese primer pecado surgen todos los demás! ¡También los nuestros! “Y por el pecado, la muerte” enseña S. Pablo. (Rom 5,12).

Me gusta decir que nosotros no hemos conocido el mundo tal como salió de las manos de Dios: “¡Y todo era bueno!” “¡Y estaba bien!” El mundo que conocemos es el del trigo y la cizaña, el mundo trastornado y afeado por el pecado de Adán y por el pecado de todos los hombres. Y el enemigo, el diablo, ahora está encantado porque dicen que no existe. Le resulta cada vez más fácil ir logrando sus objetivos; recibe muy poca resistencia, pero es y continuará siendo hasta el final, “el padre de la mentira” como le llamó el Señor (Jn, 8,44). Ya S. Pablo nos advierte que “nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo de tinieblas, contra los espíritus maligno del aire. (Ef, 6,12-13).

“Mientras la gente dormía…” Aquí nos encontramos con otra de las claves de la parábola: Si dormimos, si no cuidamos nuestros sembrados, ¿de qué nos vamos a quejar después? ¿No sabemos que se está sembrando en el mundo mucho bien y, al mismo tiempo, mucho mal? Ya nos advertía el Señor que “los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz”. (Lc 16,8). Pensamos en los padres de familia, en los que se dedican a la formación de niños y jóvenes, en los gobernantes, en los pastores de la Iglesia… ¡Todos podemos dormirnos alguna vez! ¿Y entonces? Nada. No se nota nada; pero es posible que el enemigo haya sembrado cizaña en medio del trigo. Y se marchó. Más tarde aparecerá, con toda su fuerza, la cizaña en nuestro sembrado. Y ya está. El mal ya había sido sembrado, como una mala hierba, que es difícil de arrancar, de extirpar. Entonces nuestra reacción es la misma que la de los criados de la parábola: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?” Pero el amo responde: “No, que podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega”. No toleramos contemplar el campo sembrado de trigo con cizaña. Quisiéramos ver sólo el bien sin mezcla de mal alguno. Quisiéramos dejar de sentir en nuestro interior esos impulsos que nos mueven al mal. Quisiéramos extirpar el mal, todo el mal, del mundo, de nuestra sociedad, de la Iglesia y de nuestra vida. ¡Pero a nuestra manera! ¡Y eso no puede ser! El Señor nos ha señalado el verdadero camino, el de la conversión personal y comunitaria, que nos mueva a transformar las estructuras de pecado, que campean en toda la sociedad y también en nosotros y a ordenarlo y organizarlo todo según Cristo, el Hombre Nuevo. (Ef 1,10). Luchar por el bien y contra el mal es la tarea que nos ha sido confiada por Jesucristo, el Señor, que, a través del sufrimiento y de la muerte, ha vencido al enemigo, al mal y a la muerte, aunque tengamos que esperar hasta su Venida Gloriosa, para contemplar la consumación de su victoria. Entonces, sólo entonces, será el momento de la separación del trigo y de la cizaña. Mientras tanto, tenemos que esperar, porque el Dueño dice: “Dejadlos crecer juntos hasta la siega”.

Y una última cuestión: ¿No será posible convertir la cizaña en trigo? ¿Aunque sea sólo en parte? ¡Para Dios nada hay imposible! (Lc 1,37) ¡Mientras vayamos de camino, tenemos tiempo! El Señor nos ha dado “la dulce esperanza” de que, en el pecado, da lugar siempre al arrepentimiento” (1ª Lect.).

¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!

ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR: Domingo 15º del T. Ordinario A


La escena que nos presenta el Evangelio de este domingo no puede ser más hermosa: ¡Jesús sale de casa a enseñar! Y se reúne tanta gente, que tiene que subirse a una barca y, ¡desde la barca, les habla! El texto evangélico dice: “Les habló mucho rato en parábolas”, es decir, en comparaciones sencillas, que todo el mundo entiende y, al mismo tiempo, ¡qué misterio!, en las que “los sabios y entendidos” tropiezan porque “miran sin ver y escuchan sin oír ni entender”.

Estos domingos el Evangelio de S. Mateo nos va presentando las “parábolas del Reino” que suelen comenzar diciendo: “El reino de los cielos se parece a…”

La parábola de este domingo es la de “el Sembrador”. Un texto verdaderamente hermoso, como decía antes: ¡Un agricultor sale a sembrar! Y al echar la semilla, cae en diversos tipos de tierra: Al borde del camino, en terreno pedregoso, entre zarzas y en tierra buena. Y, como diversa es la tierra, diverso es también el resultado de la siembra. Al llegar a casa explica a los discípulos su significado.

La parábola va dirigida a los que escuchan. De los que no escuchan, de los alejados, que diríamos hoy, no dice nada. Va para los cristianos practicantes, los que oyen su Palabra, ¡los que vamos a Misa!

A la luz de esta parábola hay que reflexionar seria y detenidamente sobre esta cuestión fundamental: ¿Qué clase de tierra soy yo? Tendríamos que preguntarnos, en concreto: ¿En qué clase de tierra está cayendo la Palabra de Dios en mi vida? ¿Seré borde del camino? No se entiende la Palabra y el Maligno roba lo sembrado en el corazón. ¿Seré terreno pedregoso? La Palabra se escucha y se acepta con alegría, pero no queda bien “enraizada”, no hay constancia y, en cuanto llega una dificultad o “persecución por la Palabra”, sucumbe. ¿Seré yo tierra de zarzas? La Palabra de Dios se escucha, pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. ¿O seré, por ventura, tierra buena, donde la Palabra se entiende y da fruto? ¿Tendré esa dicha? Y cuánto fruto doy yo? ¿Será el ciento por uno? ¿O será, más bien, el sesenta o el treinta?

Es ésta una de las cuestiones más importante que podemos plantearnos. Y hemos de estar siempre pendientes porque es una algo decisivo; de vida o de muerte, en nuestra existencia cristiana. No olvidemos que el agricultor es paciente, pero también muy exigente. Tiene que garantizar los recursos que necesita. Y, cuando no lo consigue, deja la agricultura y se dedica a otro trabajo más rentable y más seguro. Ya nos advierte el Señor: “Yo soy la vid y mi Padre es el viñador; a todo sarmiento mío que no da fruto, lo arranca y a todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto”. (Jn 15, 1-2). “¡Que dé más fruto!”. ¡Ese es el anhelo de todo agricultor! Y el agricultor, el sembrador, por antonomasia, es Cristo, el Señor.

¿Y si veo que soy tierra mala, en la que la simiente no produce ni siquiera el treinta por uno, qué tengo que hacer? Muy sencillo: ¡Cambiar la tierra, renovar la tierra! Los agricultores lo saben hacer muy bien: Van enriqueciendo la tierra; van echando un poco de tierra nueva y abono, y va cambiando el terreno… Y comienza a dar fruto la simiente.

Pero hay más. Es lo que observaba de niño, en mi pueblo, en las Breñas (La Palma). Había unos terrenos áridos en la cercanía del mar. Era un terreno volcánico y la poca tierra que tenía era mala. ¿Qué hicieron entonces los propietarios? Trabajaron el terreno y trajeron tierra en camiones desde otros lugares. Parece una cosa irreal, pero yo lo recuerdo muy bien. Y con la tierra nueva iban formando “los canteros”; uno tras otro. Hasta que conseguían toda una finca. Y sembraban la platanera. Y allí comenzó a llegar agua abundante. ¡El éxito fue rotundo! Terreno volcánico, tierra buena, sol y agua abundante, ¡cosecha buena y garantizada!

No olvidemos que la semilla, la Palabra de Dios, tiene una energía y una capacidad enorme, como nos recuerda la primera lectura. Lo demás es cosa de la tierra. Por eso es siempre posible que se realice en nosotros lo que proclamamos hoy en el salmo responsorial: “La semilla cayó en tierra buena y dio fruto”.

¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!

UN "HASTA LUEGO" ESPIRITUAL

Los grupos de Vida Ascendente de Arafo, celebraron hoy el fin de curso, y lo hicieron con una charla de su parroco y un rato de oracion ante el Santísimo. Finalizando con la Eucaristia, colofón de toda vida cristiana. Fue muy acertada para su despedida  hablar de la alegria, y distinguir entre vivir con ella el evangelio. En su charla presentó al papa Francisco, sus raíces jesuíticas, para conocerlo y el porqué de su forma de predicar en el estilo de Ignacio de Loyola, que tenía todo su empeño en que el Evagelio sea motivo de estar alegres siempre.

Los miembros de la comisión que participaron, le dieron las gracias a Don Vitor Álvarez por tener el detalle de regalar a todos los miembros de los grupos el libro del Papa: "La alegria del evangelio". 

Desde esta pagina le decsamos una buena pastoral en su nuevo servicio.




REUNIÓN DE EVALUACIÓN DE LA COMISIÓN DIOCESANA DE VIDA ASCENDENTE

La Comision Diocesana de Vida Ascendente se reunió para programar procimo curso 2014/2015.

Una mañana con mucha ilusión ya que este año ha sido un muy enriquecedor en experiencias. Hubo mucho testimonios de fe al visitar a los grupos parroquiales, que se ha logrado visitarlos a todos.


Vía Lucís en Arafo

Hoy, 19 de abril, con la misma alegría que se siente en la mañana de Resurrección, un grupo del movimiento Vida Ascendente de El Asiprestajo...