ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR: Domingo 26º del T. Ordinario A


Lo primero que tenemos que hacer este domingo, es situar el Evangelio en su contexto. De un domingo a otro ha cambiado por completo. El texto está colocado después de la Entrada de Jesucristo en Jerusalén, con todas sus circunstancias. Ahora, el Señor, dirigiéndose a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, les cuenta unas parábolas para explicarles por qué tiene que dejar al pueblo de Israel y formar un pueblo nuevo, la Iglesia. Y a ella están todos llamados, también los publicanos y los pecadores, que se están convirtiendo. Comenzamos hoy a escuchar estas parábolas.

La de hoy es la Parábola de los dos hijos, mandados por su padre a la viña. El tema, por lo tanto, sigue siendo el mismo que el del domingo pasado: tenemos que ir a trabajar en la Viña del Señor, tenemos que acoger de verdad el Reino de los Cielos, que Jesucristo anuncia, tenemos que reconocerle como Rey y Mesías.

En esta Parábola Jesucristo se presenta como una persona moderna y práctica, que les dice con toda franqueza: “A la hora de la verdad, ¿cuál de los dos hijos hizo lo que quería el padre?” Ellos le contestaron el primero, es decir, el que le dijo que “no iba” a trabajar a la viña, pero después se arrepintió y fue. Éste era el caso de aquellos publicanos, prostitutas y gente de mala fama. Es evidente que primero dijeron que “no”, Jesús no niega su pecado, pero cuando vino Juan y también ahora, se están convirtiendo y están siendo incorporados al Reino. Los sumos sacerdotes y ancianos, por el contrario, eran los hombres del “sí”, los del cumplimiento de la Ley, los del culto en el Templo, los dirigentes religiosos de Israel, pero cuando vino Juan dijeron que “no” y ahora, cuando ha venido el Mesías, están diciendo y haciendo lo mismo. Por eso, se les quitará a ellos el Reino y se dará a otro pueblo, que responda siempre que sí. Es la Iglesia.

Jesucristo, por tanto, sigue insistiendo en la posibilidad, la importancia y la validez de la misericordia y el perdón de Dios, para los que se convierten de corazón. Es también lo que nos enseña la primera lectura: “Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo, y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida”. Y esto es lo que proclama sin cesar la Iglesia, cada día, de oriente a occidente, como Buena Noticia, como la mejor Noticia: ¡con Jesucristo siempre es posible comenzar de nuevo! Se ha dicho que los santos no lo son porque nunca cayeron, sino porque siempre se levantaron. Y en la oración de la Misa de hoy decimos: “Oh Dios, que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia…” Y en el salmo proclamamos: “Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna”.

Siempre es bueno decir que “sí” a Dios, a la primera, pero Él no se deja engañar ni deslumbrar por buenas palabras sino que se fija en la realidad de nuestra vida, para ver si, a la hora de la verdad, le decimos “sí” o “no” con nuestras obras. Ya Él nos advierte: “No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en el Cielo” (Mt 7,21). Y nosotros, estos domingos, debemos reflexionar seriamente sobre estas cosas, no sea que, aún perteneciendo al nuevo pueblo de Dios, vayamos a ser rechazados y desheredados como aquellos que dijeron primero “sí” y luego “no” a las llamadas del Señor. El Vaticano II habla de los que pertenecen a la Iglesia con el cuerpo pero no con el corazón.

Jesucristo es verdadero Hijo que siempre dijo que “sí” al Padre. Sólo Él ha podido decir: “Yo hago siempre lo que le agrada al Padre”. (Jn 8, 29) Él es, por tanto, el modelo, el camino, de todo aquel que quiera decir a Dios que “sí” con palabras y obras. ¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!

ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR - Domingo 25º del T. Ordinario A


A primera vista nos da la impresión de que aquellos jornaleros que protestaban tenían razón. No parece justo que el dueño de la viña trate por igual a todos los obreros: a los que han trabajado de sol a sol y a los que han llegado al caer la tarde. Ni siquiera que comience a pagar a los últimos antes que a los primeros. Por eso es fundamental la aclaración del amo: “amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete”.

Me parece que esta parábola es fundamental para “entender” el corazón de Dios, el Padre del Cielo, que Jesús nos manifiesta con sus palabras y sus obras.

Con frecuencia hago alusión a las enseñanzas de Juan Pablo II sobre la necesidad de introducir el perdón y la misericordia en la vida de la sociedad, constituida por seres humanos, débiles, frágiles, sujetos al desorden moral, al pecado. Hoy nos damos cuenta de que esa ha sido siempre la forma de actuar de Dios. Y en Jesucristo alcanzará su punto culminante. Eso no podían entenderlo los fariseos y los escribas, estrictos cumplidores de la Ley de Moisés; -por lo menos así se presentaban ellos- , que pensaban que la justificación era fruto de la Ley. Por eso ellos no podían entender el perdón y la misericordia, que anuncia Jesucristo. Y también, por eso, no pudieron comprender nunca que Jesús anduviera con los pecadores y comiera con ellos. (Lc 15,2). Él les podía brindar la oportunidad de trabajar en su Viña, aunque fuera ya tarde. Y así llega la hora de Zaqueo (Lc 19,1-10) de la pecadora de la casa de Simón, el fariseo, (Lc 7,36-50), de la samaritana (Jn 4,5-42) y de tantos otros… Hasta la hora del buen ladrón, ya bien atardecido, al que le dice desde la Cruz: “Te lo aseguro: Hoy estarás conmigo en el Paraíso”. (Lc 23,43).

Nosotros hemos tenido la inmensa fortuna de haber encontrado en el camino de nuestra existencia, a un Dios que es así. San Pablo nos dejará bien claro que la gracia de la justificación “no se debe a vosotros sino que es un don de Dios, ni se debe a las obras, para que nadie pueda presumir”.(Ef 2,8-9). Además la paga del Amo de la Viña es siempre desproporcionada a nuestros méritos. ¿No nos promete el Señor el ciento por uno y la vida eterna? (Mt 19,29). Hay un himno en la Liturgia de las Horas en el que le decimos al Señor: “Al romper el día, nos apalabraste; cuidamos tu Viña del alba a la tarde. Ahora que nos pagas, nos lo das de balde, que a jornal de gloria no hay trabajo grande". (Vísp. Lun. I)

En estos domingos en que estamos reflexionando sobre las enseñanzas de Jesucristo acerca de la vida en comunidad, qué importante es, a la luz de esta Parábola preciosa, que nuestro corazón se parezca al corazón de Dios. Para que sepamos acoger con un inmenso cariño y comprensión, a los que llegan tarde a trabajar en la Viña. Para que nunca caigamos en la tentación de “recordarle” a éste o a aquella que, en su día, llegó tarde… Para que tengamos la convicción firme de que el Amo está dispuesto siempre a acogernos en su Viña a cualquier hora, incluso, en el atardecer del día, de la vida.

Y ahora que estamos comenzando un nuevo curso, también en la comunidad cristiana, me parece que el Señor en persona, como en la Parábola, anda por las calles de nuestros pueblos y ciudades diciendo a los que encuentra parados: “Id también vosotros a mi Viña y os pagaré lo debido”. Y cada cual tendrá que responder a esta invitación personal, que nos hace el Señor a través de mil formas, y descubrir cuál es el puesto de trabajo que nos tiene asignado en su Viña. Porque hay mucho que hacer, y no podemos ser de aquellos que se pasan “el día entero sin trabajar”. La Eucaristía del domingo o de cada día es la Mesa de la comunidad cristiana, donde el Amo de la Viña reúne a sus jornaleros para que sea posible el trabajo y la vida.

¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!

PRESENTACIÓN DEL MOVIMIENTO VIDA ASCENDENTE EN VALLEHERMOSO

Don Cristobal lo había previsto y planteado; Don David lo ha realizado. Tres grupos de Vida Ascendente se iniciarán este curso en Vallehermoso. Damos gracias a Dios.


LA COMISIÓN DIOCESANA PROGRAMA EL CURSO

Hoy la comision diocesana de Vida Ascendente, se han reunido para preparar la apertura del curso 2014-2015, con renovado entusiasmo.




ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR: La Exaltación de la Santa Cruz


¡Exaltación de la Santa Cruz! ¡Es la fiesta del 14 de Septiembre, que este año cae en domingo!

Pero, ¿cómo podemos exaltar una cruz? S. Pablo nos dice que “Cristo por nosotros se hizo un maldito. Porque está escrito: maldito el que cuelga de un madero”. (Gál 3, 13).

¡He ahí la cruz, signo de muerte, de vergüenza y de afrenta, exaltada!

¿Por qué? Veamos:

Está escrito: “Para los que aman a Dios todo les sirve para el bien”. (Rom 8, 28). Del sufrimiento, del mal, y de la misma muerte, puede extraerse algún bien. Ya dice el refrán: “No hay mal que por bien no venga”. Por eso en la hora del sufrimiento, tendríamos que preguntarnos: ¿y qué bien querrá el Señor que yo saque de este mal?

¡Jesucristo es el cumplimiento de la Palabra escrita! ¡Nadie como Él ha sabido sacar bien del mal! “¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo”!, gritaban los judíos en el Pretorio (Lc 23, 21). Desde entonces el Señor es “el Crucificado” por excelencia. Por su Pasión y Muerte, terrible e ignominiosa, y por su Resurrección gloriosa, obtiene para todo el mundo los bienes de la salvación. Salvación que significa liberación del pecado y del mal; que es un torrente de vida, de dicha y de felicitad para todos, en el tiempo y en la eternidad; que es anuncio de liberación integral para todo hombre oprimido por cualquier tipo de mal.

¡Desde aquel día la cruz cambió de significado! En efecto, después de la muerte de Cristo no se abolió la crucifixión, pero la cruz quedó ya herida de muerte, porque la misma cruz, como decía antes, había cambiado de sentido. ¡Ahora es la Santa Cruz! En ella contemplamos la fuente de la vida, de la salvación y de la dicha verdadera; la raíz y el fundamento de toda esperanza; el estímulo, el aguijón del amor que se entrega.

Por eso se han hecho cantos, himnos, poemas, a la “Santa Cruz”. La segunda lectura de hoy puede considerarse un canto al misterio de humillación y exaltación de Cristo en la Cruz.

¡Por todo esto se exalta la Cruz! Es la fiesta que celebramos hoy. Y a la luz de esta fiesta, se celebran en toda la Isla de Tenerife las llamadas fiestas de “los Cristos”, comenzando por la del Santísimo Cristo de La Laguna.

Es ésta una fiesta muy antigua. Su luz bienhechora ha cruzado, radiante, toda la historia de la Cristiandad. Está vinculada a la Dedicación en Jerusalén de dos basílicas: La del Gólgota y la de la Resurrección.

Era, en efecto, el 13 de Septiembre del año 335. Al día siguiente, es decir, el día 14, se exponía a la veneración de los fieles “la verdadera Cruz del Señor”, que había sido encontrada por Santa Elena, la madre del Emperador Constantino, un 14 de Septiembre. ¡Era la exaltación de la Santa Cruz! ¡Nacía una nueva fiesta cristiana!

Cantemos, por tanto, al árbol de la Cruz, en el que Cristo, el Señor, no cesa de señalarnos dónde se encuentran las fuentes de la salvación y de la verdadera vida: ¡Salve, Cruz! ¡Esperanza de un mundo sediento y atormentado por tantas cruces, que aún persisten! ¡En ti contemplamos y exaltamos el origen y el fundamento de nuestra salvación y de nuestra victoria!

Es el misterio del amor del Padre, del que Jesús le habla a Nicodemo en el Evangelio. Y en el salmo se nos invita a no olvidar las acciones del Señor.

¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR! ¡FELICES FIESTAS DEL CRISTO!

FELICIDADES A NUESTRO CONSILIARIO DIOCESANO

Cuarenta años de vida sacerdotal. No se cumplen todos los días, está claro. No se cumplen sin una vida fiel y dedicada día a día a ese necesario y hermoso ministerio de prefeta, sacerdote y pastor. 
Ministro de la Palabra, ministro de los sacramentos y guía humilde de la comunidad.

Todos los militantes del Movimiento de "Vida Ascendente" de la Diócesis Nivariense quieren manifestar su gratitud a Dios por el regalo de la vida sacerdotal de su Consiliario, a la vez que pedirle que le siga dando años y vida junto a quienes queremos vivir la vida cristiana sobre los pilares de la amistad, la piedad y el apostolado.

D. Juan Manuel Pérez Piñero; muchísimas felicidades.

PRESENTACIÓN DEL MOVIMIENTO DE VIDA ASCENDENTE EN LOS REALEJOS



Tarde hermosa en en Realejo Alto celebrando el primer día del Triduo a la Virgen de los Remedios. Al termino del mismo se presentó el movimiento Vida Ascendente.

El párroco está interesado en dar la oportunidad a los mayores de que se reúnan y vivan la alegría del evangelio, haciendo vida los pilares, amistad, espiritualidad y apostolado.

Que la Virgen sea el ejemplo a seguir,  y aumente le fe de los mayores, como nos decía la carta de San Pablo hoy, seamos servidores, y como el canto del coro,  sintamos que Dios está en medio de nosotros, y que es El quien hace que nuestra siembra de fruto. 

ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR. Domingo 23º del T. Ordinario A


A primera vista, puede sorprendernos el mensaje de la Palabra de Dios de este domingo: "Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano…"

Estamos en una época de mucho individualismo, que hace que, incluso en la vida cristiana, se pretenda ir por libre, sin ninguna relación con los demás… Esto hace también que mucha gente se sienta autónoma en su vida moral… Inaccesible a una pequeña corrección u observación. Y si ésta se produce, no es raro que se reaccione desde un espíritu orgulloso y herido. Y en la vida de cada día, qué difícil se hace hoy hacer una corrección. Eso se le permite sólo al jefe, porque es el que paga y el que puede echarnos del trabajo.

Sin embargo, la vida cristiana no es así. Es vida de familia, de comunidad, una vida de hermanos, que se ayudan mutuamente a seguir a Jesucristo, a amar a los demás y a avanzar por el camino de la perfección cristiana, de la santidad. Por eso, quedan lejos del espíritu cristiano expresiones como éstas: “No te metas en mi vida”. “Y ¿quién eres tú para llamarme la atención?” “¿Por qué no te metes en tus cosas?”.

Este domingo comienzan en el Evangelio de S. Mateo unas enseñanzas del Señor sobre la vida de la comunidad cristiana. Vamos a escucharlas durante algunos domingos.

El amor es la señal que nos dejó el Señor de nuestra condición de cristianos (Jn 13,35) Y “amar es cumplir la ley entera”, nos dice hoy S. Pablo (2ª Lect.). Por tanto, hemos de preocuparnos de los hermanos que tienen necesidad por cualquier motivo: Material o espiritual. Este domingo se nos invita a reflexionar sobre una necesidad espiritual: La de la corrección fraterna. Un cristiano no puede permanecer insensible e inactivo ante la situación de un hermano, que vaya equivocado de camino… O que, incluso, pueda perderse para siempre. Y, como el amor tiene que impregnarlo todo en la vida del cristiano, el Evangelio nos enseña a practicar la corrección fraterna con delicadeza, con amor, de modo que “pueda ganarse al hermano”. A veces, preferimos echar en cara a un hermano sus defectos en un momento de enfado, que hacer el ejercicio de corrección fraterna con delicadeza, humildad y amor, como nos dice el Evangelio de hoy.

Y esa obligación puede ser grave, como nos enseña el Señor en la primera lectura: “Si yo digo al malvado: Malvado, eres reo de muerte, y tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. Pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, el morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida”.

En ese espíritu fraterno que debe vivirse en la comunidad cristiana, Jesús nos presenta incluso, lo que debemos hacer cuando el hermano no acepta la corrección.

Y cada uno de nosotros necesita también de la ayuda de los demás para permanecer y avanzar en la vida cristiana. Necesitamos también nosotros la corrección fraterna. Más todavía, hemos de preguntarnos con frecuencia: ¿Qué piensan de mí los demás: Mis familiares y amigos; las personas que más están en contacto conmigo? ¡Este es un buen espejo para mirarnos con frecuencia! Y en la medida que responda a lo que Dios quiere de nosotros, el objeto de la corrección fraterna puede expresar su voluntad; y hace relación a su Palabra inspirada.

Concluimos haciendo nuestro el salmo responsorial de este domingo: “Ojalá escuchéis hoy su voz: “No endurezcáis vuestro corazón”. ¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!

Encuentro de Cuaresma de Vida Ascendente

Hoy emos participado en el Vía Crucis en esta última semana de cuaresma, El movimiento Vida Ascendente unida en contemplación y participació...