VIDA ASCENDENTE SE PRESENTA EN SAN SEBASTIÁN DE LA GOMERA





El pasado lunes y hoy viernes, tuvo lugar sendas reuniones en las parroquias de San Sebastián y San Cristóbal en La Lomada, respectivamente, -ambas de la Villa de San Sebastián de la Gomera-, en la que fue presentado el Movimiento de "Vida Ascendente" a un grupo de fieles interesados en crecer en la vida cristiana. La presencia del Párroco D. Juan Ramos en ambas reuniones fue de mucha importancia.

En ambos encuentros se subrayó la importancia de crecer siempre, de la mano de la comunidad cristiana, desde la identidad peculiar del Movimiento que se edifica sobre el conocido trípode de Amistad, Espiritualidad y Apostolado. Las personas que asistieron manifestaron una acogida grande y existe una clara posibilidad de que la Capital de la Isla de La Gomera cuente con dos grupos de "Vida Ascendente" que, unidos a los que ya existen en Valle Gran Rey y en Vallehermoso, configuren una hermosa presencia en la Isla.

Pidamos a nuestros Patronos que así sea...





 

ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR: Solemnidad de Todos los Santos


¡Es ésta una de las fiestas más hermosas de Calendario Cristiano!

A lo largo del año vamos celebrando la fiesta de muchos santos. Hoy celebramos, en una misma solemnidad, a todos los santos. Y se estremece nuestro corazón al considerar que, familiares, amigos y conocidos nuestros, se encuentran entre esa multitud que nos presenta la primera lectura de este día.

¡Hoy es el día del “santo desconocido!”. Por todo ello, es éste un día inmensamente alegre y hermoso. Si por un santo, hacemos fiesta, cuánto más al recordar y celebrar a todos los santos.

Contemplamos en esta fiesta la gloria, la felicidad y la grandeza en la que termina la vida de los auténticos seguidores de Cristo. Por eso nos anima, nos hace mucho bien, celebrar esta gran solemnidad. Parece como si hoy la santidad se nos hiciera hoy más cercana, más asequible. No en vano es la que han practicado las personas más próximas a nosotros y a las que más queremos.

¿Y por qué son santos todos estos hermanos nuestros? ¿En qué consiste esa santidad?

El Vaticano II nos lo explica: “El Bautismo y la fe los han hecho verdaderamente hijos de Dios, participan de la naturaleza divina y son, por tanto, realmente santos. Por eso deben, con la gracia de Dios, conservar y llevar a plenitud en su vida, la santidad que recibieron”. (L. G. 40). La santidad, por tanto, es ante todo y sobre todo, don, gracia de Dios; una consecuencia del Bautismo, del que nos habla la segunda lectura de este día. Nos hacemos hijos de Dios y, por lo mismo, “realmente santos”.

El Concilio nos enseña además, que esa santidad que recibimos, hay que conservarla y perfeccionarla, llevarla a plenitud. De esta forma, nos señala nuestra tarea fundamental, nuestro trabajo más importante en la vida, aquello por lo que hemos de tener más interés y mayor preocupación. Nos dice la segunda lectura: “Todo el que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí mismo, como Él es puro”.

Necesitamos recordar con frecuencia esta meta a la que estamos llamados, para que no caigamos en la tentación de instalarnos en la mediocridad y en la medianía. Me gusta decir que el Señor ¡no quiere que seamos buenos sino que seamos santos! Santa Teresa, a la que recordamos este año, al celebrar el quinto centenario de su nacimiento, decía: “¡Qué importante en la vida espiritual es sentirnos animados por un gran deseo!”.

Hoy es un día apropiado para recordar todas estas cosas.

El Evangelio nos presenta, más en concreto, el camino para alcanzar la santidad: la práctica de las bienaventuranzas. Los santos son, por último, intercesores nuestros. Y es bueno que contemos con su ayuda, en nuestro camino hacia la plenitud de la santidad. Así rezamos en la oración de la Misa hoy: “Concédenos, por esta multitud de intercesores, la deseada abundancia de tu misericordia y tu perdón”.

ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR. Domingo 29º del T. Ordinario A


Después de la Entrada de Jesús en Jerusalén, se va acrecentando la conjura, la oposición de unos y otros, hasta llevarle a la Cruz. Contemplamos en el Evangelio cómo algunos se acercan a Cristo con alguna pregunta capciosa para comprometerle y poder acusarle. Este domingo el Evangelio nos presenta ésta : “¿Qué opinas? ¿Es lícito pagar el tributo al César o no?”.

En tiempos de Jesús, Palestina se encontraba bajo la dominación de Roma. Ya sabemos que la inmensa mayoría de los judíos era contraria a esta situación. Muchos pensaban que, cuando viniera el Mesías, aquello se acabaría. Algunos, por el contrario, se aliaban con el dominador y cobraban los impuestos. Eran los publicanos.

Es fácil darnos cuenta de la dificultad que tiene la pregunta que le hacen a Jesucristo: si dice que sí hay que pagar el tributo al César, quedaba mal con los judíos que, como decía, anhelaban la libertad y la independencia de Roma; si decía que no había que pagar, aparecía como contrario a las autoridades romanas. El Señor se da cuenta de “su mala voluntad” y les dice: “¡Hipócritas! ¿Por qué me tentáis?” Y, al mismo tiempo, les da una respuesta sorprendente, llena de sabiduría humana y divina: “Pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

Esta respuesta de Jesucristo ha cruzado la historia, y ha entrado en el lenguaje común cuando se trata de la relación entre la religión y la política, que siempre despierta recelos y divergencias entre unos y otros. Y además, ¡cuántas enseñanzas entrañan estas palabras del Señor! Veamos:

“Pagadle al César lo que es del César”. Los apóstoles, siguiendo el ejemplo y las enseñanzas del Señor, decían a los cristianos que “toda autoridad viene de Dios”, y, por tanto, hay que obedecer sus disposiciones y contribuir al bien común, siempre que no entren en contradicción con los valores del Reino (Rom 13, 1). Que el gobernante es “un servidor de Dios para hacer justicia y castigar al que obra mal” (Rom 13, 4). Que hay que dar “a cada cual lo que se debe: a quien impuestos, impuestos, a quien tributo, tributo, a quien respeto, respeto, a quien honor, honor” (Rom 13,7). Y, en algunas ocasiones, piden a los cristianos que se haga oración por los que gobiernan (1Tim 2,1-4). Por tanto, los discípulos de Jesucristo nunca somos sospechosos de no dar a las autoridades la ayuda y consideración que merecen. ¡Y cuántas cosas nos recuerda la otra expresión: “Pagadle a Dios lo que es de Dios”! También tenemos deberes para con Dios. El deber más importante es reconocer a Jesucristo, como el Hijo de Dios, el Mesías, que tenía que venir. Y seguirle. Luego, debemos dar a Dios la adoración, la acción de gracias, la alabanza, que merece. A esta relación con el Padre del Cielo, la solemos llamar “virtud de la piedad”, que es la que regula las relaciones de familia, porque hemos sido constituidos, por el Bautismo, “miembros de la familia de Dios” (Ef 2,19).

Y Jesucristo es el maravilloso ejemplo de relación con Dios y con el César. Los cristianos tenemos que recordar siempre su advertencia: “Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás vendrá por añadidura” (Mt 6, 33).

El día del Domund nos anima a ponerlo en práctica.

¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!

VISITA AL GRUPO DE BAJAMAR DE VIDA ASCENDENTE

Comienza el curso la Comision den Vida Ascendente, visitando a los grupos, con alegria. Hoy un encuentro con el Grupo de Bajamar.

Fue un rato para conocer al mismo, para el estreno del libro que este año vamos a trabajar, cuyo titulo ya muy sugerente: Caminar, Edificar, Confesar.



ECOS DEL DIA DEL SEÑOR. Domingo 28º del T. Ordinario A


Durante algunos domingos nos hemos venido preguntando por qué tiene el Señor que prescindir del pueblo de Israel, al que había elegido con un infinito amor, y formar un nuevo pueblo. A este interrogante tan importante trata de responder Jesucristo con tres parábolas que presenta a los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo, y que estamos escuchando y comentando estos domingos. Hoy llegamos a la tercera.

Se trata de un rey que celebraba la boda de su hijo. Nunca compara Jesús su Reino a cosas pobres, tristes…, sino todo lo contrario. Hoy lo compara a unas bodas. Y ya sabemos cómo se celebraba una boda en Israel, en tiempos de Jesucristo. ¿Y qué boda está celebrando el Rey celestial? La de su Hijo Jesucristo. ¿Y con quién va a “desposarse”? Con toda la humanidad. Por eso, en el Evangelio, Jesucristo se llama a sí mismo “el novio”. (Mc 2,19). ¿Y quiénes estaban invitados? Todos los que pertenecían al pueblo de Israel. Y sucedió que mandó criados para avisar a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, y los convidados volvieron a hacer lo mismo. Es más, algunos llegaron al extremo de echarles mano y maltratarlos, hasta matarlos. ¿Y qué pasó? Que “el rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad”.

Y todo esto, ¿qué significa? Lo que ya comentábamos el domingo pasado sobre una parábola muy parecida: los criados son los profetas, a quienes no hacían caso, y, a veces, los maltrataban y los mataban. Por tanto, es lógico que el Rey diga a los criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales”. Esto quiere decir que el Señor ha dejado al pueblo de Israel, por imposible, y ha formado otro pueblo, constituido no ya por judíos, sino por todos: judíos y gentiles; un pueblo que responda mejor a sus llamadas, a sus invitaciones. Es la Iglesia, a la que llamamos Esposa de Cristo. Y este pacto nupcial será ratificado con su Sangre, derramada en la Cruz. Es la Sangre de la “Alianza nueva y eterna”. San Pablo, escribiendo a los efesios, les dice: “Él se entregó a sí mismo por ella, (la Iglesia) para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la Palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada…”. (Ef 5, 25-27). Pero no se puede pertenecer a la Iglesia de cualquier manera. Dice la Parábola que “cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?” Y lo expulsó. No basta, como decía, con pertenecer a la Iglesia; hay que llevar el “vestido de fiesta”. El Vaticano II nos advierte que “no se salva el que no permanece en el amor, aunque esté incorporado a la Iglesia, pues está en el seno de la Iglesia, con el “cuerpo”, pero no con el “corazón”. (L. G. 14).

La celebración de estas bodas tendrá su punto culminante y definitivo en el Cielo, cuando el Jesús vuelva en su gloria. En efecto, El Espíritu y la Esposa dicen sin cesar: ¡Ven! (Ap 22,17). Entonces nos reunirá en torno a otra mesa, mucho más grande y más amplia, para el banquete definitivo, del que nos habla la primera lectura: “Aquel día se dirá: Aquí está nuestro Dios de quien esperábamos que nos salvara: celebremos y gocemos con su salvación…”

Y porque todo esto es y será así, proclamamos en el salmo responsorial de este domingo: “Habitaré en la casa del Señor, por años sin término”.

¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!

VISITA A SAN JOSÉ DEL ESCOBONAL Y PROPUESTA DEL MOVIMIENTO

Visitamos hoy un hemoso grupo en la Asociacion de Mayores del Escononal. 
 
Un grupo numeroso que nos rcibió con interés y nos escucharon con atencion. 
 
Esperamos que nos den repuesta para que se cree un grupo de Vida Ascendente. 
 
Se lo pedimos a Dios por medio de San Jose, Patron de la Parroquia





FINAL DE LA VISITA A LA PALMA DE LA PRESIDENCIA DEL MOVIMIENTO

No pudo ser mejor el "hasta luego" a la Palma: una celebracion con el grupo de Sta. Rosalia, de Monte Breña Mazo. Y la cercana actitud de su párroco D. Miguel Jesús.

Con las inauguraciones tanto en Tenerife como en las demás islas de nuestra Diócesis comenzamos a andar este curso. Dios siempre nos da lo que necesitamos en cada momento.



VISITA A UNA VETERANA DE VIDA ASCENDENTE EN LA PALMA

Aprovechando la estancia el La Palma de la Presidenta y Vice-Presidenta del Movimiento, realizaron junto a Maruca, la coordinadora de la isla, una visita a María  Nieves Cuevas, una de las fundadoras del Movimiento en la Isla.



Asimismo, hicieron una visita al grupo de Las Rosas, con una acogida muy significativa.




Hubo tiempo hasta de un hermoso paseo por los Tilos


COMENZANDO LA JORNADA DE INAUGURACIÓN DEL CURSO EN LA ISLA DE LA PALMA

En la zona de Mazo, y con la colaboración del Ayuntamiento que ha cedido el local, los grupos de Vida Ascendente de la Isla de La Palma inauguran el curso 2014-2015.

Un día extraordinario. Amistad por los cuatro costados, piedad y espiritualidad bien acompañada, y sobre todo deseo de contribuir a la evangelización siendo todos discípulos y misioneros









INAUGURACIÓN DEL CURSO DE VIDA ASCENDENTE EN TENERIFE

La apertura del curso del Movimiento diocesano "Vida Ascendente" tuvo lugar en el día de hoy, 4 de octubre, en la Casa de la Iglesia. En esta ocasión se contó con la presencia del Presidente del Movimiento en la Diócesis de Canarias, D. Marcos García Mirabal.

La reflexión corrió a cargo del Formador del Seminario D. Roberto Darias, quien presentó el material de trabajo del curso con una reflexión cargada de emoción.

La presentación de la memoria del curso anterior, la celebración de la Eucaristía, la comida compartida y una entrañable sobremesa, jalonaron el resto de la jornada. 









ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR. Domingo 27º del T. Ordinario A


Durante tres domingos, estamos escuchando unas parábolas en las que el Señor explica a los sumos sacerdotes y ancianos, y también a nosotros, por qué tiene que prescindir del pueblo elegido, el pueblo de Israel, y formar otro pueblo, la Iglesia. El domingo pasado, escuchábamos la primera: la Parábola de los dos hijos. Hoy, la de “los viñadores homicidas”. En ella se refiere Jesús al pasado de Israel, a la historia de infidelidad y maldades del pueblo de Dios, especialmente de su actitud con los profetas. Y también, de su actitud actual: no aceptan a Jesús como Mesías y, dentro de unos días, lo llevarán a la Cruz.

Para aquel propietario del Evangelio era algo ilusionante plantar una viña, cavar un lagar, construir la casa del guarda y arrendarla a unos labradores, que le dieran, a su tiempo, los frutos que le correspondían. Es una imagen de la constitución de Israel como pueblo de Dios. Bajo la forma de un poema precioso, nos presenta el profeta Isaías (1ª Lect.) la misma historia, con algunas variantes y limitándola, como es lógico, al Antiguo Testamento.

“Llegado el tiempo de la vendimia, sigue diciendo el Evangelio, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo”. De esta forma, Jesucristo les recuerda lo que habían hecho sus antepasados con los profetas que el Padre les enviaba.

Por último, el propietario “mandó a su hijo diciéndose: tendrán respeto a mi hijo. Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: este es el heredero. Venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia. Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron”.

El hijo que envía el propietario representa a Jesucristo. Dentro de unos días, lo someterán a toda clase de tormentos, y lo sacarán fuera de la viña, y lo harán morir en una cruz en las afueras de Jerusalén.

El texto de la primera lectura pone en boca del Señor: “¿Qué más podía hacer por mi viña que yo no haya hecho? ¿Por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones?” Y describe cómo va a abandonarla.

En el Evangelio Jesús encarga a los sumos sacerdotes y ancianos que pronuncien ellos mismos su sentencia, cuando les pregunta: “Y, ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores? Le contestaron: “Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a sus tiempos”. A continuación, es Cristo el que pronuncia la sentencia. Es la enseñanza fundamental de la Parábola: “Se os quitará a vosotros el Reino de los Cielos y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos”. ¡Qué impresionante es todo esto! ¡Qué trágico resulta todo!

¿Y cómo se quedarían aquellos dirigentes de Israel, que entendían que la parábola iba por ellos? S. Marcos y S. Lucas dicen que quisieron detenerle, pero temieron a la gente y se fueron (Mc 12,12; Lc 20,19). ¿No nos explicamos ahora por qué tendrá el Señor que morir en una cruz?

¡Y “del costado de Cristo, dormido en la Cruz, nació el sacramento admirable de la Iglesia entera”! nos enseña el Vaticano II (S. C. 5). La Iglesia es, pues, el nuevo pueblo de Dios, la Viña Nueva de Cristo. Ella “va peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, anunciando la Cruz y la Muerte de Jesús hasta que Él vuelva”. (L. G. 8).

Los cristianos, por tanto, en el salmo responsorial de este domingo, nos referimos también a la Nueva Viña, “el Israel de Dios” que dice S. Pablo (Gál 6,16), cuando proclamamos: “La Viña del Señor es la Casa de Israel”.

Al mismo tiempo, tendríamos que hacer examen de nuestra vida, para ver qué fruto estamos dando, no sea que también nosotros, miembros de la Iglesia, seamos desheredados y apartados de la Viña.

¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!

Vía Lucís en Arafo

Hoy, 19 de abril, con la misma alegría que se siente en la mañana de Resurrección, un grupo del movimiento Vida Ascendente de El Asiprestajo...