ECOS DEL DIA DEL SEÑOR. Domingo 22º del T. Ordinario C


Por el camino hacia Jerusalén, el Señor nos habla este domingo de la humildad.

A primera vista, sus palabras pueden parecer unas lecciones de cortesía o unas tácticas para ocupar los primeros puestos, sin peligro de perderlos. Pero enseguida, nos damos cuenta de que se trata de unos ejemplos que pone el Señor, Maestro supremo, para que entendamos la importancia y la necesidad de vivir en humildad: "El que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido".

Ésta no es una virtud de personas débiles, enfermizas, que andan siempre diciendo que no sirven para nada. La humildad no puede ser eso, porque la humildad es una virtud. Ésta consiste, siguiendo el lenguaje del Evangelio de hoy, en ocupar nuestro puesto con dignidad, sea el primero o el último. El Papa ocupa el primer puesto, y también tiene que practicar la humildad. Ocupar nuestro puesto supone “andar en verdad”, como diría Santa Teresa. Ella decía que la humildad es la verdad.

Y ¿qué es la verdad? La verdad consiste en darnos cuenta de que somos seres llenos de bienes en el orden de la naturaleza y de la gracia, pero bienes que son dones. "¿Qué tienes que no hayas recibido?”, dice S. Pablo. “Y si lo has recibido, ¿a qué tanto orgullo como si no lo hubieras recibido?” (1 Co 4, 7).

Un ejemplo de verdadera humildad es lo que dice la Virgen en el Magnificat: “Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí”.

Y el apóstol S. Pablo dice: "Yo no soy digno de llamarme apóstol, porque perseguí a la Iglesia de Dios, pero, por la gracia de Dios, soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mí. Más bien, he trabajado más que todos ellos (los demás apóstoles), pero no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo" (1 Co, 15, 9-10).

La humildad se distingue de la soberbia en que en ésta nos enorgullecemos de las cosas que tenemos como si fueran exclusivamente nuestras. Yo tenía un sacristán que, cuando algo salía bien, decía: “Y eso gracias a mí”. Era una broma, pero expresa lo que quiero decir.

Hay mucha gente que vive en la soberbia… Dicen que todo lo que tienen es gracias a su esfuerzo, a sus cualidades y que no debe nada a nadie.

Esto de la humildad puede parecernos algo del pasado, propio de otros tiempos, de un sentido distinto de la vida y de las cosas. Pero es fácil darnos cuenta de que una verdadera humildad es imprescindible a la hora de dar un paso adelante en la vida cristiana. Si no somos humildes, es decir, si no nos sentimos pobres, frágiles, necesitados de Dios, no tenemos nada que hacer en el Reino de Dios. “Él resiste a los soberbios para dar su gracia a los humildes", escribe S. Pedro. (1 Pe 5,5) "A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió vacíos", proclama La Virgen María en su célebre cántico (Lc 1, 53).

Toda la vida del Señor es considerada por S. Pablo como un acto continuado de humildad: "Siendo de condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos..." "Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre sobre todo nombre..." (Fil 2, 6-11).

Una mala inteligencia de esta virtud y de otras semejantes, en tiempos pasados, hizo a muchos tropezar en la fe. Les parecía que la religión alienaba a la gente, que les inutilizaba para la lucha y el progreso y llegaron a considerarla "opio del pueblo". A esta actitud, propia del marxismo, trató de responder el Concilio Vaticano II en algunos documentos.

La virtud de la humildad, en fin, hace al hombre un ser equilibrado y agradable, aún en el orden humano. La primera lectura de este domingo nos dice: "Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios y revela sus secretos a los humildes".

¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!

CLAUSURA DEL CURSO EN LA PALMA: 31 de Julio de 2016

Vida Ascendente en La Palma celebró la clausura del curso 2015-16 en el centro cultural Andares de Villa de Mazo.

A las once de la mañana fueron acogidas los 90 asistentes por la responsable en La Palma: Maruca donde les dio la bienvenida y leyó el poema de José Luis Martín Descalzo que se titula “Echar redes” que se encuentra en el libro que se titula *Encuéntrate a ti mismo*.

Seguidamente se procedió a la participación de las animadoras que tenían escritos y poesías.

Rosa nos leyó la carta de D. Guillermo que se despedía del movimiento.

Otra animadora del grupo trajo unos vestidos y se realizó un desfile.

A continuación el grupo de Puntagorda nos representó una comedia que se titula *Las cosas que nos hacen reír* con una duración de una hora que alegró mucho a los asistentes.

Almorzamos sobre las dos de la tarde y a continuación se rifaron unos treinta regalos donados por los distintos grupos.

A las cuatro de la tarde se ofició la eucaristía a cargo de Miguel Jesús y terminamos dando las gracias al Señor y a todos los que se encontraban.

Creemos que con estos actos se consigue animar y fortalecer a los asistentes para el nuevo curso.


Vía Lucís en Arafo

Hoy, 19 de abril, con la misma alegría que se siente en la mañana de Resurrección, un grupo del movimiento Vida Ascendente de El Asiprestajo...