ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR. Domingo 3º de Pascua A


El encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús es una de las apariciones más hermosas de Jesucristo Resucitado. Los dos eran discípulos, aunque no fueran de los Doce. ¡Creían que Jesús era el Mesías! ¡Que, por fin, había llegado la liberación de Israel! ¡Se habían entusiasmado tanto con Él! ¡Tenían tantas ilusiones en aquel Reino que Jesús anunciaba! Aunque lo entendieran a su manera, como los demás. Pero llegó la detención de Jesús en el Huerto, la marcha de los discípulos, la Pasión y la Muerte terrible de la Cruz… ¿Y quién iba a creer, en todo Israel, que el Mesías iba a ser derrotado, humillado, crucificado de esa manera? Ellos iban “de vuelta” a Emaús. Pensaban que todo se había quedado en una ilusión: “¡Nosotros esperábamos… Y ya ves, hace dos días que sucedió esto…!”.

Por el camino del sufrimiento y de la desilusión, Jesús se hace el encontradizo. “Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo”. Ese es nuestro problema tantas veces: Que Cristo va con nosotros, especialmente, cuando atravesamos la “noche del dolor”, y ¡cuántas veces no somos capaces de reconocerlo! Luego, les reprocha algo que les había enseñado muchas veces: “¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?” De este modo, Jesús les recuerda algo fundamental, que había llenado de gloria el Monte de la Transfiguración: “De acuerdo con la Ley y los profetas la Pasión es el camino de la Resurrección”. Es decir, que el sufrimiento, y la muerte no tienen la última palabra. ¡Son sólo camino, paso, pascua!

A veces los cristianos no le damos mucha importancia a nuestra formación religiosa y desconocemos cosas fundamentales. ¡Cuánto desconocimiento, cuánta ignorancia tantas veces! Luego vienen las consecuencias, especialmente, a la hora del dolor y de la muerte.

Cleofás y su compañero tienen la dicha inmensa de que Jesús, “comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas” les explicara “lo que se refería a Él en toda la Escritura”. ¡Y sienten arder el corazón! ¡Y le invitan a quedarse con ellos! Y así lo hizo.

¡Qué hermoso es todo esto! ¡Y viene la Eucaristía! Sea lo que sea de lo que Jesús hizo sentado a la mesa, sus palabras y sus gestos evocan la “fracción del pan”, que así llamaban a la Eucaristía. ¿Pero no fue Eucaristía todo el camino? ¿No se parece a una Liturgia de la Palabra lo que hacen mientras van a Emaús? Viene luego la referencia a la litúrgica eucarística, que garantiza la presencia del Señor Resucitado. “Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero Él desapareció”. Y los de Emaús, enseguida, hacen lo que todos acostumbraban a hacer: Anunciarlo a los demás.

Parece como si Lucas quisiera enseñarnos que, en la ausencia visible de Cristo, le encontramos vivo y realmente presente en la Eucaristía, es decir, en su Palabra viva y en su Cuerpo y Sangre, que es primero ofrenda y sacrificio y, después, comida, banquete.

¡Cuántas consecuencias prácticas brotan de este acontecimiento pascual!

¡Qué importante es la celebración de la Santa Misa, especialmente, la del domingo, que se hace en virtud de una tradición que se remonta al mismo día de la Resurrección!

Precisamente, esta semana, en la celebración eucarística de cada día, iremos escuchando el Sermón del Pan de Vida, que recoge el capítulo sexto de S. Juan. Es que, en la Pascua, no recordamos y revivimos sólo el Bautismo, sino también la Confirmación y la Eucaristía. ¡Son los sacramentos de Iniciación Cristiana! La Pascua es tiempo privilegiado para todos los sacramentos, porque todos nacieron del costado de Cristo, muerto en la Cruz.

¡A Él el honor y la gloria ahora y siempre, y por los siglos!



¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!

ASAMBLEA ELECTIVA DE LA PERMANENTE DIOCESANA DEL MOVIMIENTO VIDA ASCENDENTE

El sábado 22 de abril se desarrolló la Asamblea de monitores de grupos del Movimiento de Vida Ascendente conforme sus Estatutos para elegir a la presidencia para los próximos cuatro años. El resultado se le presentará al Sr. Obispo quien nombrará al Presidente.




ECOS DEL DÍA DEL SEÑOR Domingo 2º de Pascua A


Durante estos días de la Octava de Pascua, la Misa diaria nos ha venido presentando, en la primera lectura, algún testimonio de los apóstoles, después de Pentecostés, acerca de la Resurrección del Señor; y, en el Evangelio, alguna de las apariciones de Cristo resucitado, que trataba de ayudar a los discípulos a comprender, más allá de toda duda, que, realmente, había resucitado.

Al llegar a la Octava de Pascua, es lógico que el Evangelio nos presente la aparición del día octavo, la de Santo Tomás. La primera lectura de este domingo, en lugar del testimonio de los apóstoles, nos refiere el de toda la comunidad cristiana de Jerusalén; es decir, cómo vivían los primeros creyentes en la Resurrección. ¡Qué impresionante es todo!

El Evangelio nos presenta, en toda su crudeza, el tema de la fe. Hoy es fácil caer en la tentación de pensar que santo Tomás era malo porque no creía, y nosotros, buenos, porque sí creemos. Y nos aplicamos enseguida las palabras del Señor en el Evangelio: “¡Dichosos los que crean sin haber visto!"; o las de la segunda lectura: "¡No lo habéis visto y lo amáis; no lo veis y creéis en Él!" Tendríamos más bien que preguntarnos. Yo creo, pero ¿cómo es mi fe? Porque hay distintos tipos de fe; hay, incluso, quienes se dicen creyentes y no practicantes. Otros viven lo que se llama “la pertenencia parcial a la Iglesia”: Creen, pero no en todo. En unas cosas sí y en otras no. ¿Cuál es su criterio de selección? Es muy variado. También están los que dicen que creen, pero viven y actúan como si no tuvieran fe. Y son muchos los que dicen que tienen fe, pero no se comprometen en nada en la vida de su comunidad cristiana. Tenemos, pues, que seguirnos preguntando: Yo creo; pero ¿cómo es mi fe? ¿Mi fe es convencida, segura, firme, activa, comprometida? ¿Qué razones tengo yo para creer? Porque una cosa es “creer sin ver” y otra, creer porque sí, sin motivos sólidos, sin razones. La fe se sitúa, por tanto, después de un proceso de estudio, reflexión, consulta y oración. Por eso se llama “obsequio racional”.

Se ha hecho famosa la oración de Pablo VI implorando el don de la fe. En ella se pide al Señor, entre otras cosas, “una fe cierta”; y dice: “cierta por una exterior congruencia de pruebas, y por un interior testimonio del Espíritu Santo…” Pues hay que conocer esas pruebas que nos acercan a la fe. Así estaremos preparados para dar razón de nuestra esperanza a quien nos la pidiere (1Pe 3,15).

Entonces, ¿dónde estuvo el error de Tomás? En exigir demasiado: ¡La experiencia física!: “Si no veo…, si no meto la mano…, no creo”. Pero de los hechos pasados no podemos tener experiencia física. ¡Es imposible! La certeza de los hechos del pasado sólo puede conseguirse por el testimonio de otros, avalado por su rectitud de vida. Y además la fe, como virtud, se nos infunde en el Bautismo como un don gratuito de Dios.

¡Todos los días estamos haciendo actos de fe! ¿Cómo sabe la policía quién es el ladrón si no lo ha visto robar? Por las pruebas: “Por una exterior congruencia de pruebas”. Y ¿por qué sabemos que existe Oceanía si no la hemos visto? Por el testimonio de otras personas que la han visto.

Este proceso de la fe es difícil; exige trabajo y esfuerzo. Lo otro es más cómodo, pero no nos sirve; da como resultado, o la pérdida de lo que nos queda de fe, o una fe poco convencida, poco segura; que no tiene capacidad para impulsarnos y comprometernos en la vida. Aquellos primeros cristianos, que nos presenta la primera lectura de hoy, estaban muy comprometidos. ¡Muy seguros tenían que estar ellos de su fe para actuar así!

¡Hemos de conseguir, con la ayuda de Dios, ese tipo de fe!

¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!

REUNION DE LA COMISIÓN DIOCESANA TRAS EL ENCUENTRO NACIONAL

Despues de regresar de Madrid, del encuentro de presidentes diocesanos, la Comision nos reunimos hoy 3 de abril con renovado espiritú de seguir en la lucha de conseguir que nuesto movimiento siga creciendo para el bien de las personas mayores, que vivan el seguimiento de Jesús y sean felices.


Vía Lucís en Arafo

Hoy, 19 de abril, con la misma alegría que se siente en la mañana de Resurrección, un grupo del movimiento Vida Ascendente de El Asiprestajo...